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La inversión mundial en el sector de la energía limpia ha aumentado casi cinco veces, pasando de 54.000 millones de dólares en 2004 a 269.000 millones de dólares en 2012.
Es posible gestionar la eficiencia energética en la industria mediante tecnologías de fabricación avanzadas como sistemas de control de energía conscientes que pueden detectar e informar sobre la energía consumida en el proceso. Y yo diría que esto no puede llegar en un momento más oportuno.
El 30% de la energía utilizada en Estados Unidos se dirige a aplicaciones industriales y la mayoría de su uso va a los motores eléctricos. Ése es un gran lugar para comenzar.
Con la fabricación avanzada, las empresas pueden añadir el coste de la energía al de las materias primas, o a la lista de materiales (“bill of materials” o BOM). Es una estrategia inteligente, porque la cantidad de energía utilizada para fabricar productos es tan importante como las materias primas –el cobre, las láminas de metal, las tuercas y los tornillos, el plástico y los productos químicos– utilizados en dichos productos.
Hace una década, esto no era posible. La comunicación en la fabricación era muy parecida a la de Naciones Unidas, donde todo el mundo que estaba sentado alrededor de la mesa hablaba un idioma diferente. No se hace nada hasta que se encuentra una forma común de comunicarse.
Lo mismo se aplica a la fabricación. El sistema de control y las máquinas necesitan comunicarse y compartir información para actuar de forma más rápida, más inteligente y más eficiente.
Ése es el concepto que está detrás de La Empresa Conectada, donde la automatización se encuentra integrada con el resto de la organización. Y cuando digo integrada, quiero decir con todo: los datos de la cadena de suministro, los de los clientes y, por supuesto, la información energética.
Todo el concepto –la gestión de la energía en la lista de materiales– es posible porque la tecnología ha avanzado tanto que ahora podemos recopilar información granular sobre el consumo realizado sin añadir nuevos medidores de potencia.
Piensa en este avance aplicado a tu propia casa. Hoy en día se presenta la factura energética de tu casa como un agregado –de forma que no tienes ni idea de la cantidad de energía que tu lavadora o frigorífico utiliza–. Todo es parte de una gran factura, que cada mes debes pagar.
Muchas fábricas están haciendo lo mismo, pero en una escala mucho mayor. Con la fabricación avanzada y las nuevas tecnologías con las que estamos innovando y estandarizando, ahora se puede medir la energía en la máquina y el nivel de dispositivo para que sepas la cantidad que utiliza cada una de ellas.
Ahora, ¿qué puedes hacer con esa información? Mediante la recopilación de datos de manera precisa y en tiempo real, se puede empezar a negociar con la red inteligente. Con visibilidad de tu consumo de energía directamente desde tu iPad o dispositivo inteligente, puedes averiguar qué tipo de energía habrá las siguientes 24 horas y programar operaciones para minimizar el consumo durante las horas pico.
Si eres un gran consumidor de energía y tienes la información correcta, la gestión de esas fluctuaciones juega como una ventaja para ti y te puede ahorrar millones de dólares a final de año.
Sólo en Estados Unidos, una reducción del 10% en energía es igual a 6.000 millones de dólares en ahorros. Éstas son las cosas que podemos hacer con la fabricación inteligente impulsada por una mejor tecnología, una innovación constante, unas normas actualizadas y una empresa conectada.
En pocas palabras, muchos fabricantes ven la energía como un coste para hacer negocios, y eso tiene que cambiar. La energía no es un coste puro si lo miras más como un elemento más de la lista de materiales. Las empresas siempre están negociando el coste de las materias primas, con soluciones avanzadas de fabricación y gestión de la energía activa. Ahora pueden comenzar a optimizar de forma dinámica el consumo de energía y reducir ese coste, en vez de tratarlo como algo fijo.
Imagina lo que podrías hacer con todo el dinero y la energía que ahorres.
Publicado 9 de agosto de 2016