La industria minera enfrenta retos desde el punto de vista del mercado, como el desafío de acceder a los recursos, mantener sostenibles sus operaciones o lidiar con cambios demográficos. Además, cuando se le compara con otras industrias, marcha un poco más atrás en el índice de aceleración digital. Esto se debe a que se ha enfocado mucho en la producción.
Rockwell Automation ofrece el acompañamiento a la industria minera en el viaje a la transformación digital a través de diferentes productos y servicios, involucrando a las personas, procesos y activos.
Dentro de este concepto, se combinan tecnologías como la inteligencia artificial, la realidad extendida, el análisis predictivo, los sensores, y la gestión remota de las operaciones mineras. Es decir, se busca apartar a las personas de los ambientes mineros ya que suelen ser espacios poco amistosos para el ser humano y están alejados de los centros urbanos.
Ricardo Rivera, consultor de minería para Cono Sur, explica que, en términos de arquitectura, Rockwell Automation tiene múltiples ámbitos de acción. Y resalta que al ser una compañía con más de 100 años en el mercado tiene amplia experiencia en este mundo de control automático, DCS, dispositivos de instrumentación y controladores. Ahora la nueva visión que se plantea para el mercado minero es centrarse en los datos.
“Estamos en capacidad de poder ayudar a los clientes de manera agnóstica, que es un gran cambio que se ha venido dando, no solo atendiendo a los productos de Rockwell Automation, sino también a nivel multimarca, y en el ciclo de vida del dato, contextualizándolo para sacarle el máximo provecho”, comentó el experto.
En el portafolio de productos y soluciones que ofrece Rockwell Automation aparece la plataforma integrada de Gestión de Operaciones Mineras (MOM, por sus siglas en inglés), que es una de las iniciativas que busca acompañar a los clientes en el uso efectivo de los datos para la toma de decisiones.
MOM trabaja con indicadores conocidos desde hace mucho en la minería como OEE, contabilidad de pérdidas y gestión de inventario. Lo interesante es que ese seguimiento antes era manual, con historiadores o sistemas donde se registraban los eventos que ocurren, y terminaba siendo un reporte estático que se enviaba a la alta gerencia.
“El cambio que estamos impulsando consiste en reemplazar ese reporte estático por un tablero donde pueda accionar esa información, poder llegar a los datos desde su origen y hacer análisis de causa-raíz”, señala Rivera.
El dato en el centro
Según un estudio de McKinsey, menos del 1% de los datos están siendo usados por las empresas, y eso es porque no son capturados, almacenados, analizados, o no son accesibles. Facilitar el uso de datos, la captura, el almacenamiento, la transmisión, es parte de lo que Rockwell Automation hace.
“En minería se toman muchas decisiones con base en información poco confiable. Hay un concepto de decisiones basadas en opiniones y no necesariamente en la verdad. Con sistemas dispersos, hay muchas fuentes de datos, sumado a una interpretación inconsistente y gente que no les cree a los sensores, es un gran problema”, sostiene.
Por otro lado, en la minería hay muchos incendios, cosas que deben ser resueltas, pero muchas veces no hay un espacio para hacer análisis de causa-raíz y entender qué está pasando. Otro factor es que existe la necesidad de mantener al día los sistemas, hacer una trazabilidad, actualización y protección de ciberseguridad.
Hay desafíos muy grandes y eso trata de resolver Rockwell Automation a través de ese tipo de soluciones basadas en una plataforma que se adapta a las necesidades del cliente y tiene un ciclo de vida que se puede mantener vigente con todas las actualizaciones y la seguridad que se necesita, refiere Rivera.
OEE y Downtime accounting
MOM tiene varios módulos, pero en general hay dos por los cuales se recomienda comenzar: OEE (eficiencia operacional efectiva, en español) y el downtime accounting (conteo de pérdida), según acota el experto.
En cuanto a la OEE, es una métrica para saber cómo se viene operando y tiene tres parámetros: disponibilidad, desempeño y calidad. Si una empresa operara lo más rápido posible y sin detenerse tendría un OEE de 100%. Pero eso es imposible, por lo que todos tratan de subir su porcentaje lo más alto posible.
Automatizar la OEE ayuda a tomar acción sobre los sistemas, y permite conectar de manera fácil y en tiempo real cambios en el desempeño, disponibilidad o calidad.
Por su parte el downtime accounting facilita la medición cuando hay un tiempo muerto. Ayuda a entender quiénes son los que están causando estos cambios en producción, cómo poder solucionarlo y cómo está afectando al resultado final en la producción perdida.
Formato a medida
A medida que uno va navegando por las diferentes pestañas del MOM, se puede ir viendo la integración de los activos: desde explotación y tronadura hasta el puerto y despacho del material. La ventaja, como detalla Rivera, es que uno puede acomodar las ventanas a su medida. “Se presenta como una sugerencia, pero si no les resulta práctica esa vista, es totalmente configurable. No es un software estático y monolítico”, asegura.
La idea es contar con toda la información y ver los diferentes componentes. Lo mismo ocurre en el tema de las operaciones, donde se pueden ver diferentes indicadores. Incluso, se pueden monitorear los activos móviles y sacar información de cada uno de ellos.
“Muchas de las conversaciones con clientes parten de reportes que tienen, y hablamos de cómo convertir ese reporte a un reporte vivo, incluso sin cambiarle nada, pero sí conectando la información en tiempo real y que sea accionable”, apunta. A partir de ello, después se puede ir buscando y sugiriendo, pero finalmente los expertos del proceso son los clientes, y ellos deben definir las variables que más valor les genera. El propósito es poner a disposición del cliente la información para que la puedan consumirla de la mejor forma.