Recomendado para usted
Según el informe Industria 4.0 elaborado por PwC a partir de entrevistas con más de 2.000 empresas industriales (45 españolas) en 26 países, estas compañías esperan invertir 907.000 millones de dólares anuales en su transformación digital en los próximos tres años. Estas inversiones permitirían generar un 2,9% de ingresos suplementarios al año y conllevarían una reducción de costes de un 3,6% anual.
En España y según este mismo estudio, solo un 8% de las empresas se encuentra en un nivel de digitalización avanzado, 25 puntos por debajo de la media global, situada en el 33%. La velocidad de este proceso de digitalización en los próximos tres años será menor en España que en el resto del mundo. En 2020, el 72% de las empresas industriales a nivel global estarán digitalmente avanzadas mientras que, en España, esta cifra será del 19%.
¿Pero cómo se puede revertir esta situación?. ¿Qué deben hacer las empresas españolas para recuperar el terreno perdido?
En el Fórum amec 2017 celebrado en junio pasado en el que participó Rockwell Automation como colaborador, se dieron las claves para acelerar el proceso de transformación digital en España.
El foco principal en el que deberían centrarse las empresas españolas en los próximos años es en incrementar la inversión en los procesos de digitalización, Empresa Conectada, Big Data e internacionalización de su negocio.
Cuando se habla de transformación digital no se trata solo de traspasar los procesos tradicionales a un entorno digital, sino de ir más allá, de cambiar el modelo de negocio para aprovechar todo el potencial tecnológico. Aquí, la Empresa Conectada de Rockwell Automation y el Big Data son los catalizadores que permiten conectar los datos con el negocio. En cierto sentido, el Big Data se explica por sí mismo. Recoger datos de los sistemas de operación (OT) de una empresa y procesarlos a través de los sistemas de información (IT). Esto requiere de un alto nivel de conectividad y de una maquinaria operacional avanzada. En Rockwell Automation hablamos con frecuencia de la Empresa Conectada, como modelo que conecta los sistemas OT con IT de una empresa, para recopilar datos procedentes de la planta de fabricación y analizarlos con vistas a obtener mejoras en el negocio y poder tomar decisiones más acertadas. Pero el Big Data no es el objetivo. Más bien, es una herramienta. Mejorar el rendimiento operacional, la eficiencia y la agilidad son los impulsores del negocio.
El Big Data puede ayudar a ofrecer personalización y visibilidad del cliente en el proceso de producción y la cadena de suministro mejorando por ejemplo la toma de decisiones sobre los precios. Algunas industrias se beneficiarán de una situación en la que el consumidor pueda diseñar su propio producto con la posibilidad de fabricar por lotes y enviarlo al día siguiente. Las oportunidades son infinitas y las empresas que pasan del modelo de producción masiva introducido por Ford a principios del siglo XX al modelo de producción "por lotes" a través de una conexión directa entre la producción y el consumidor seguramente no verán solo el valor agregado del Big Data en términos de eficiencia y productividad, sino también de fidelidad de los clientes.
Los datos estarán en el centro de la estrategia empresarial, aportarán nuevos ingresos y modelos en la operativa y contribuirán a la predicción y el control de riesgos.
La industria es el sector que más datos masivos genera. Su adecuada recogida, correlación, acumulación, identificación de patrones, y explotación permiten tomar decisiones automáticas o manuales que inciden en la mejora de los sistemas productivos.
Cada vez es más frecuente disponer de equipos de historización de altas prestaciones, incorporados en los mismos sistemas de automatización, con objeto de trabajar muchos datos a alta velocidad, y poder beneficiar de inmediato al proceso. Un ejemplo de esta situación se da en las modernas soluciones de control avanzado de proceso (APC), dónde el análisis de datos históricos determina pautas de control, que aplicadas a los sistemas en tiempo real proporcionan espectaculares mejoras en la calidad de los productos resultantes.
Esta digitalización de los procesos productivos y de negocio de las empresas españolas ayudará a hacerlas más competitivas además de poder acometer con mayores garantías el mercado internacional.
En este sentido la solidez de la internacionalización de la economía española creció un 8,23% a lo largo de 2016, cifra muy por encima de los niveles registrados en los últimos cinco años y al 3,70% de 2015, según el Índice de Solidez de la Internacionalización (ISI), elaborado por Amec.
El aumento se debe a que cada vez existen más empresas exportadoras regulares, pese a las barreras que soporta la industria española. La solidez de la internacionalización de España se sitúa en 6,97 puntos sobre 10, lo que supone 0,53 puntos más que en 2015.
Publicado 9 de octubre de 2017