El proceso de desarrollo personal, ya se trate de nuestras destrezas, de nuestros hábitos de trabajo, de nuestra salud o de cualquier otro aspecto de nuestra vida diaria, normalmente se consigue mediante una combinación de ver y hacer. Normalmente me concentro en la parte activa de “hacer”, pero durante el año pasado, más en que ninguno otro de mi vida, mi rutina habitual se ha visto perturbada y me he encontrado con una excelente oportunidad para reflexionar y observar. A pesar de que llevo un estilo de vida muy ocupado, esta experiencia me ha dado tiempo para pensar, y hasta replantearme, muchas de las opiniones y creencias que tenía antes de la llegada de la COVID-19.
Tras ver cómo mis propios comportamientos han cambiado y cómo mis compañeros han reaccionado ante esta situación tan atípica, he comenzado a preguntarme cómo serán las cosas cuando todo esto acabe y cómo podemos aprovechar lo que hemos aprendido para mejorar nuestra manera de vivir y trabajar.
Una nueva perspectiva
Lo primero que he aprendido es que mantenerse ocupado no es lo mismo que ser productivo. Hace poco revisé mi diario de 2019 y me costó creer el poco tiempo que tuve para descansar. Vista en perspectiva, mi vida parecía un lazo continuo de reuniones en oficinas, asistencia a eventos y viajes apresurados al aeropuerto para tomar el siguiente vuelo. Sin embargo, desde que empezó el primer confinamiento, conseguí hacer lo mismo, tal vez incluso más, ya que el día a día me demostró que empecé a utilizar mi tiempo de manera más productiva. Al invertir mi tiempo de manera más selectiva y provechosa, pude asignar mejor las prioridades en mi trabajo. También pude dedicar tiempo a actividades no relacionadas con el trabajo para mejorar mi salud y mi bienestar como, por ejemplo, hacer ejercicio.
La segunda cosa que he aprendido es que, independientemente de lo abrumador que resulte apartarse de lo habitual, si miramos el cambio con la mente abierta probablemente descubriremos que podemos adaptarnos a las nuevas circunstancias y sacar el máximo partido de las nuevas situaciones. Pensemos por ejemplo en nuestra feria anual Automation Fair, que se celebró en noviembre. Esta feria ha sido un evento muy importante en el calendario de Rockwell Automation durante muchos años. En 2020, lo convertimos en un evento At Home, al que se podía asistir en vivo o ver más tarde las sesiones grabadas. Al principio, parecía que no poder asistir en persona ni interactuar con los colegas sería una gran pérdida. Sin embargo, en la práctica encontramos nuevas maneras de reunirnos alrededor del programa de eventos. Los foros y los encuentros virtuales nos brindaron numerosas oportunidades de relacionarnos y, dado que las sesiones se grabaron, no fue necesario elegir entre escuchar a un orador o hablar con los demás, sino que pudimos hacer ambas cosas según el gusto de cada quien.
La capacidad de adaptación es clave para lo que nos depara el futuro. Nuestra manera de trabajar, colaborar y aprender tal vez parezca muy diferente a lo que era antes. En nuestro trabajo, hemos observado una rápida aceleración en el modo en que las tecnologías de acceso remoto, como la realidad aumentada y los gemelos digitales, así como las plataformas de aprendizaje online, se han aplicado para convertir en virtual lo que antes era físico. Es alentador ver cómo muchos de nuestros socios OEM utilizan estas tecnologías para atender necesidades urgentes, como la capacitación en el uso de las máquinas y en las reparaciones, con una facilidad y calidad que habrían sido inimaginables hace tan solo unos años.
Necesitamos encarar este año siendo flexibles y resistirnos a la tentación de aferrarnos a las “viejas costumbres”. Si estamos abiertos a cambiar nuestras percepciones con base en la experiencia, podremos crecer: nuestras creencias solo son válidas hasta que son refutadas. Personalmente, al igual que muchos, antes pensaba que para ser eficiente en las ventas y en las relaciones con los clientes era necesario estar en el terreno todo el tiempo. Llegó la COVID-19, nos adaptamos y el cielo no se cayó. Seguimos vendiendo y atendiendo a nuestros clientes. Incluso me ha sorprendido el éxito que hemos tenido con el proceso de adaptación.
Naturalmente, por ser alguien que disfruta tratando con la gente, echo de menos reunirme en persona con nuestros socios y los clientes actuales y potenciales, y espero recuperar pronto esa parte de mi vida, pero ahora la enfocaré de una manera diferente como consecuencia de estas experiencias recientes y buscaré un equilibrio saludable, tanto para mi productividad laboral como para mi propio desarrollo y bienestar personal. Animo a mis colegas para que hagan lo mismo.
Puede obtener más información acerca de las maneras en que la tecnología digital ha ayudado al mundo a adaptarse a estos retos, así como de la forma en que nuestra gente se está adaptando mediante nuestro programa de liderazgo de pensamiento Management Perspectives.