Todo empieza mejorando la productividad de los usuarios finales
Digamos que tiene un cliente que busca optimizar la producción y minimizar el tiempo improductivo y el dedicado a mantenimiento y debe conseguir ambos objetivos con un personal menos preparado y con menos experiencia que en años pasados. Se trata de un escenario mucho más común de lo que podríamos pensar.
Para satisfacer con éxito los requisitos del cliente, hay que combinar el know-how, una estrategia preparada para la gestión de información y una herramienta adecuada. ¿No estaría bien poder contar con un sistema de control que se ajustara automáticamente y fuera capaz de resolver problemas con sus propios algoritmos? En el caso del converting, podría gestionar los cambios necesarios para que las bobinas sean conformes a los nuevos reglamentos o utilizar un filtro para mitigar la resonancia mecánica del sistema. A fin de cuentas, esto es lo que promete la iniciativa Industry 4.0.
El mantenimiento es otro problema habitual que las máquinas inteligentes pueden solucionar. ¿No sería mejor saber si una cuchilla ha perdido el filo y cambiarla en ese momento que cambiarlas todas cada cierto tiempo según un esquema predefinido? ¿Y, cuando fuera necesario el cambio, no estaría bien además ofrecer instrucciones detalladas con realidad aumentada para asegurarse de que el personal sigue el procedimiento a la perfección?
En una época como la nuestra, con escasez de personal cualificado, los equipos con esta tecnología serán fundamentales para las empresas. Y, como fabricante de maquinaria, solo usted conoce lo suficientemente bien sus equipos para hacerlo correctamente. Si, además, elige bien a su socio para el diseño de controles y se decanta por una solución simplificada, podrá aumentar inmediatamente el valor que aporta a sus clientes, reducirá la presión sobre sus limitados recursos y conseguirá comercializar mucho más rápido sus máquinas.