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Para los fabricantes de automóviles, cumplir con los estándares de emisión es una parte intrínseca de hacer negocios en el mercado global. Durante las dos últimas décadas, la Unión Europea ha abierto el camino con directivas cada vez más exigentes sobre las emisiones de los vehículos. Pero cuando el Departamento de Transporte (DOT) y la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE. UU. reforzaron los estándares de emisiones y eficiencia de combustible en 2012, los fabricantes de automóviles se vieron enfrentados a una demanda de mayor versatilidad de fabricación, más rápido que nunca.
Los estándares actualizados de ahorro promedio de combustible corporativo (CAFE) requieren que los fabricantes alcancen un promedio de 34.1 mpg en los vehículos de servicio ligero vendidos dentro de EE. UU. para el modelo 2016. La segunda fase del programa aumenta gradualmente la eficiencia a 54.5 mpg para 2025.
¿Qué significa esto para la fabricación?
Para evitar multas relacionadas con el mandato, los fabricantes deben incorporar mejoras que ahorren combustible en sus vehículos, tales como materiales más livianos y motores más pequeños, pero igualmente potentes. Simultáneamente, deben remodelar sus sistemas (y sus cadenas de suministro) para implementar nuevas mejoras y aprovechar los incentivos del mandato. Además, deben hacerlo en las instalaciones de fabricación y en las líneas existentes alrededor del mundo.
Entregar automóviles con mayor ahorro de combustible es solo parte de la historia. Los fabricantes de automóviles también deben suministrar vehículos que satisfagan rápidamente las preferencias cambiantes del cliente. Lo que una vez fueron ciclos de actualización de diseños de modelos de 6 años han pasado a solo 2.2 años en promedio. Un estudio reciente de J.D. Power indica que la eficiencia de combustible sigue en lo más alto de la lista de motivos por los cuales los compradores de automóviles en EE. UU. seleccionan modelos específicos. Pero ¿quién sabe si esto continuará ante la reducción drástica de los precios en la bomba?
¿Los resultados finales? Para lograr la eficiencia exigida en los vehículos vendidos (y responder a la demanda del mercado) los fabricantes de automóviles deben captar un nuevo nivel de versatilidad y rapidez de fabricación. En Rockwell Automation, lo llamamos velocidad de fabricación.
Las soluciones y las estrategias de velocidad de fabricación se diseñan para minimizar la complejidad de las transiciones de línea y las actualizaciones de diseño de los modelos y, además, ayudan a habilitar la producción constante de vehículos de calidad en múltiples instalaciones de fabricación de todo el mundo.
¿Cómo? Primero, debe haber una infraestructura centrada en IP adecuada a nivel de toda la empresa para respaldar prácticas de fabricación versátiles: una Connected Enterprise receptiva y verdaderamente conectada, que permita el intercambio seguro de información desde la planta hasta los sistemas empresariales y hasta la cadena de suministro.
Segundo, es esencial contar con soluciones que optimicen la visibilidad de la información (y aceleren el tiempo de lanzamiento al mercado). Observe las soluciones de nuestro sistema de ejecución manufacturera (MES) AutoSuite™ y estas soluciones de inteligencia de fabricación.
Por último, los fabricantes de automóviles deben concentrarse en sus empleados y ofrecer las herramientas, las soluciones y los servicios adecuados para mejorar la productividad. Por ejemplo, aprovechar nuestra cartera de Integrated Architecture® para simplificar el restablecimiento del equilibrio y la reconfiguración de las líneas es una manera de maximizar la eficiencia de los trabajadores. Brindar programas de capacitación para crear conocimientos profundos es otra.
Más información sobre cómo Rockwell Automation ayuda a los fabricantes a mejorar su velocidad de fabricación para seguir el ritmo de las exigencias del mercado (y las normativas).
Publicado 9 de marzo de 2015