Los fabricantes de alimentación y bebidas se enfrentan a muchas dificultades y, en muchas ocasiones, tienen que hacer frente a problemas cuyas soluciones entran en conflicto y que parecen imposibles de resolver. Por ejemplo, tienen que ofrecer a los consumidores los productos más nuevos, cada vez con más opciones y, al mismo tiempo, hacérselos llegar con mayor eficiencia, a un menor coste y con un retorno más rápido de la inversión (ROI) —de entre 18 y 26 meses o menos, según Dave Sharpe, Director de industria global, bienes de consumo envasados y productos de farmacia en Rockwell Automation —.
«Y todo ello, sin dejar de buscar maneras de utilizar mejor los activos, de conseguir un mayor rendimiento y una mayor productividad en la mano de obra, de gestionar los recursos de forma óptima, de mitigar los riesgos y de mejorar la seguridad alimentaria», añadía Sharpe. «Este es el marco adecuado para determinar la importancia del viaje de digitalización en el que estamos embarcados: se trata de un punto de inflexión que traerá una gran productividad a la industria. Esta digitalización abarca aspectos como la colaboración segura entre robots y equipamiento, la superposición de los mundos virtual y real, el uso de la inteligencia artificial (IA) y el aprendizaje automático para predecir fallos y reducir los tiempos improductivos y el empleo de dispositivos de computación móviles y wearables para cambiar los flujos de trabajo».
Mondeléz International es una de las empresas de alimentación y bebidas que está confiando en Rockwell Automation para afrontar estos cambios. Y recientemente, en el Foro de la industria de alimentación y bebidas dentro de la Automation Fair de Filadelfia, Bob Pegher, Gerente de controles y automatización para la región norteamericana, describía cómo la empresa había comenzado a desplegar una metodología estandarizada de habilitación de datos en todas sus instalaciones de producción.