El futuro tecnológico de la industria es el paso de la automatización de los procesos a la autonomía de los sistemas. En esta tendencia global, el involucramiento del factor humano es esencial para fijar y guiar el rumbo de las máquinas y el software. Sin embargo, en el avance de la transformación y la implementación de la innovación, también existen retos para las plantas productoras.
Ejemplo de estos retos, es la gran cantidad de datos que hoy se generan, volúmenes imposibles de aprovechar si no se cuentan con las herramientas y orientación adecuada. Durante Automation Fair 2022, presentado por Rockwell Automation y celebrado en Chicago, Illinois, Estados Unidos, expertos abordaron aspectos clave sobre las soluciones y tendencias que están transformando y marcando el futuro de la automatización de las industrias.
El camino hacia la autonomía de los sistemas
Si bien el tema es sumamente amplio, expertos de este gigante de la tecnología para la industria destacaron tres aspectos que acelerarán la transformación en las industrias: simplificar toda la cadena productiva, el factor humano y la ciberseguridad. El primero indica que para optimizar las operaciones y lograr resultados, es importante simplificar tanto el proceso de producción como el volumen de componentes involucrados. Para ello, hay que apoyarse en soluciones automatizadas y autónomas. En el pasado se buscaba el control básico, pero ahora se necesitan robots, inteligencia artificial y sistemas autónomos para simplificar la producción.
El segundo sobre el empoderamiento de la mano de obra que opera en la planta, lo cual contribuye a la mejora de la producción. La gente es indispensable para decirle a la tecnología qué hacer. Igualmente, este aspecto se enfoca en mejorar la calidad de vida de las personas que rodean la planta productiva.
La tercera rama atiende los crecientes riesgos de una industria totalmente conectada. Las brechas en la ciberseguridad siguen ocupando titulares debido al grave impacto que pueden tener sobre las empresas.
Ya no se trata de estimar si habrá un ataque, sino de cuándo sucederá. En el pasado, se enfocaban en la seguridad funcional; es decir, la seguridad de los activos (personas, maquinaría e instalaciones). Ahora los riesgos tienen diferentes formas, como los cibernéticos. Lo importante es contar con un ecosistema de protección y aplicar la tecnología para reducir las amenazas al mínimo.