Antes de la pandemia, la industria automotriz ya daba signos de cambios hacia la electromovilidad. Ahora, los fabricantes de automóviles aún deberán satisfacer estas necesidades, pero con dos variables a cuestas: una es cómo cambió la forma de trabajar y sus consecuencias económicas, y otra es que la cadena de suministros se ha visto afectada por la escasez de semiconductores en la industria en general.
¿Cómo los fabricantes de automóviles y sus proveedores pueden mantenerse competitivos frente a estos desafíos? ¿Cómo mantener la productividad y agilidad mientras ajustan sus operaciones conforme a la nueva realidad?
Para Bill Sarver, consultor senior de industria automotriz global en Rockwell Automation, se viene adoptando un enfoque de fabricación digitalizada que brinda a la producción automotriz una mayor visibilidad, flexibilidad y nuevas maneras de trabajar.
No es un secreto que las operaciones digitalizadas conectadas han ayudado a la industria automotriz a sobrevivir a la pandemia. Por un lado, la conectividad remota ha servido para mantener la continuidad empresarial, al permitirles a los empleados trabajar desde casa y proporcionar servicios esenciales, tales como la asistencia en carretera.
Por otro lado, las tecnologías de fabricación avanzada también han ayudado a los fabricantes de automóviles a ajustar con rapidez sus operaciones a fin de producir el equipo de protección personal que necesitan las personas que cuidan de otras y otros trabajadores de primera línea, anota Sarver.
También, a medida que las empresas intentan reducir la cantidad de personas en las plantas, las herramientas de acceso remoto y de realidad aumentada (AR) pueden permitir que los empleados se comuniquen desde casa con los trabajadores de planta en lo que respecta a capacitación, operaciones y mantenimiento.
El chip que falta
Respecto a la escasez de semiconductores, es necesario estar conectados con la cadena de suministro en tiempo real y ser más flexibles en la manufactura para priorizar las corridas de producción según las restricciones de materiales.
Existen otras formas de cómo la tecnología puede ayudar al sector automotriz. Sarver cita algunos ejemplos. El primero es construir el lote de uno, es decir, crear vehículos más personalizados, una tendencia que se ha acelerado con la pandemia.
Esto requiere una nueva estrategia de producción en la que la información fluya desde el diseño de productos y procesos hasta el ensamblaje final, “y en la que los productos no sean transportados al equipo, sino que el equipo se transporte a los productos”.
“Adaptar la estrategia con el hilo digital habilita un flujo de datos continuo en toda la organización, lo que genera mejoras y beneficios a lo largo de toda la operación: poder colaborar en tiempo real a lo largo de la cadena de suministro, validar nuevas líneas y procesos de manera virtual, simplificar la ciencia de datos y maximizar la flexibilidad de la fabricación”, señala Agustín Villavicencio, gerente de industria automotriz para Latinoamérica, Rockwell Automation.
Para ello es clave contar con un Sistema de ejecución de manufactura (MES) moderno que se integre con el sistema de gestión de ciclo de vida del producto (PLM) para crear una lista de procesos de fabricación para cada pedido. La analítica también puede ayudar a resolver problemas de producción conocidos y desconocidos.
Otro ejemplo es la producción de vehículos híbridos y totalmente eléctricos que requiere operaciones flexibles y escalables. Las operaciones actualizadas permiten a los fabricantes de automóviles mantener su agilidad para incrementar la producción y ajustar sus líneas o procesos con el objetivo de aprovechar la nueva tecnología.
En tercer lugar, Sarver nombra la optimización de las operaciones de los proveedores que pueden sacar provecho de la tecnología para mantener la eficiencia y seguir el ritmo de las necesidades de sus clientes en el sector de fabricación automotriz.
Así, tenemos fabricantes de neumáticos que necesitan operaciones más inteligentes, flexibles y económicas para superar retos, como el incremento en la cantidad de SKU y la presión de reducción de costos operativos, en donde, con el uso de analítica, pueden mejorar la productividad y la calidad.
Mientras que los fabricantes de baterías pueden usar soluciones digitales, como la analítica y MES para mejorar la visualización del ciclo de vida de las baterías, desde el abastecimiento de materia prima hasta el rendimiento de las baterías, un cambio que puede ayudar a los productores a optimizar procesos de producción y calidad.
Por último, Sarver se refiere a las nuevas posibilidades del mercado automotriz en todo el mundo que apunta a reinventar la forma en que operan. “Las operaciones digitales hacen posible esta reinvención al desencadenar nuevas perspectivas empresariales, procesos flexibles y automatizados y mejores métodos de trabajo”, acota.