Aunque, dependiendo del tamaño de las operaciones, las tecnologías a considerar serán diferentes hasta cierto punto. Un microproductor podría fabricar anualmente hasta 15.000 barriles, de los cuales quizá hasta un 75% estén destinados a la exportación.
Probablemente, este tipo de productores trabajen en modo manual o apliquen técnicas sencillas de control. En el otro extremo tenemos los fabricantes de cerveza regionales, cuyo volumen de producción anual oscilaría entre 15.000 y 6.000.000 de barriles —la mayoría en cerveza "tradicionales" o "innovadoras"— y que funcionan de forma completamente automática. Entre ambas se encontrarán las cerveceras medianas, cuyo funcionamiento podría ser semiautomático.
Pero, independientemente de su tamaño, todas ellas deben intentar conseguir varios objetivos:
- Aumentar el número diario de cervezas producidas sin aumentar los costes operativos
- Cumplir con la demanda y también crecer
- Mantener la calidad y la consistencia de sus cervezas artesanas
- Cosecha – maximizar la eficiencia de la malta (objetivo 98,5%)
- Reducir el tiempo de gestión de equipos y procesos
- Aumentar el tiempo dedicado al “arte” de crear cervezas artesanas
Para conseguirlos, deben mejorar la gestión y monitorización del proceso de fabricación, una mejora en la que el acceso a datos en tiempo real puede jugar un papel central.