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Los directivos de las empresas industriales no me preguntan por el Internet de las Cosas Industrial
Aquellos que nos dedicamos a promover la automatización o al suministro de soluciones hablamos mucho sobre el Internet de las Cosas Industrial (IIoT).
O sobre la Industria 4.0.
O sobre la producción inteligente.
O sobre cualquiera de los múltiples términos que ayudan a explicar la revolución de la información que, tras haber cambiado radicalmente la tecnología empresarial y de consumo, apunta ahora a la industria.
No obstante, debo confesar que, cuando hablo con los líderes del sector industrial, rara vez mencionan estos aspectos. Y no es porque los desconozcan o porque nieguen su importancia, nada más lejos de la verdad. En cambio, sí los oigo hablar, de distintas formas, sobre la necesidad de fomentar un aumento de la productividad de los activos de que disponen a lo largo del ciclo de vida de la automatización. Los casos en los que se parte de un papel en blanco para crear la mejor de las plantas, la más automatizada y preparada para el IIoT, son excepcionales. Se espera que las instalaciones industriales sean productivas durante un plazo de tiempo prolongado; no se puede empezar de cero cada cinco años o cada que un gobierno se inventa una nueva jerga.
La principal preocupación de la mayoría de estos líderes radica en sacar el máximo partido de lo que tienen.
Dada la urgencia de estas cuestiones, el IIoT no es lo primero que acude a su mente. No obstante, sabemos bien que se necesita una revolución industrial global para satisfacer la demanda de las ingentes cantidades de nuevos consumidores en los países emergentes. Para ellos será preciso aumentar la productividad, aunque también se necesitará el progreso de la eficiencia para poder superar este reto utilizando los recursos existentes en el planeta.
¿Cómo se pueden satisfacer estas dos necesidades de la industria, en apariencia opuestas?
Es una cuestión de estrategia.
En primer lugar, y lo que es más importante, nunca he encontrado una planta en la que no fuera posible incrementar la productividad a lo largo del ciclo de vida de la automatización. Sin embargo, cabe destacar que he visto muchas donde un enfoque estratégico de los recursos existentes es exactamente lo que necesitan para desatar el potencial del futuro. Es decir, el enfoque acertado ante las apremiantes necesidades de los líderes industriales es también el enfoque adecuado de la IIoT.
De hecho, en la mayoría de los casos se puede ser todavía más explícito. La conectividad (la conexión de la empresa) es la clave tanto para incrementar la productividad como para sentar las bases que permitan aprovechar los beneficios de la revolución IIoT.
Buena parte de los medios existentes en las plantas pueden aumentar la inteligencia que proporcionan a los sistemas de control de la automatización en la actualidad. Cuando la tecnología de las operaciones (OT) se "conecta" de forma segura a la tecnología de la información (IT) de una empresa, la posibilidad de recopilar y analizar datos para incrementar la productividad se puede materializar rápidamente. Puedes encontrar una guía en cinco pasos para implementar este proceso aquí.
Al adoptar un enfoque holístico de la gestión de la infraestructura de red y la seguridad a lo largo de todo el ciclo de vida de la automatización, muchos de nuestros equipos han obtenido un importante ahorro. En Rockwell Automation predicamos con el ejemplo: aquí se incluye un caso práctico de cómo nos hemos beneficiado de la aplicación de la Connected Enterprise en nuestra propia empresa. Además, el caso de mejora de los activos mediante la instalación de sistemas de control del motor inteligentes, por ejemplo, resulta atractivo porque la información sobre lo que ocurre en la planta permite realizar inversiones sólidas, estratégicas y graduales de forma continua frente al ROI previsto.
Se trata de una revolución a través de la evolución.
Y lo que es más importante, cada aumento de la productividad a lo largo de ciclo de vida de la automatización acerca a las empresas al desbloqueo del potencial de la denominada Industria 4.0.
O el IIoT.
O la producción inteligente.
O como prefieras llamarlo.
Publicado 22 de marzo de 2016