Recomendado para usted
La rápida evolución tecnológica, tanto en hardware como en software, hace posible el uso de sistemas de control de muy altas prestaciones. En muchos casos estas capacidades, junto con el coste de adquisición, determinan la selección de una tecnología concreta, que permita asumir los objetivos esperados.
Pero, hay otros factores que no siempre se tienen en cuenta, y en muchos casos resultan determinantes, como: Indicar el número de años que será posible mantener en buen funcionamiento el sistema, y en este caso, definir los costes asociados de mantenimiento que conlleva. Sólo de este modo podemos establecer un adecuado retorno de la inversión.
Las constantes novedades tecnológicas, que aparecen en el mercado de consumo están condicionando la vida útil de los productos de hardware y software.
Por ejemplo, consideremos los teléfonos móviles. Hace muy pocos años la vida útil de un teléfono móvil se consideraba de 2,5 años de media. Actualmente esta cifra se estima de 18 meses en Estados Unidos, 15 meses en Europa, y de sólo ocho meses en Japón.
Sucede lo mismo para el software; los sistemas operativos se están actualizando de forma completa en períodos de 3 a 4 años. Por ejemplo, si consideramos los productos más recientes de Microsoft: Windows Vista se presentó el año 2006, Windows 7 lo hizo el 2009, Windows 8 apareció en 2012, y se estima que Windows 9 esté disponible a mediados de 2014.
Los sistemas de control se construyen a partir de productos tecnológicos con sus propios ciclos de vida.
Un sistema de control aplicado a una instalación dispondrá de un periodo de vigencia, que dependerá tanto de ciclo de vida del hardware y software que lo conforman (considerando las opciones de mantenimiento, actualización o ampliación con nuevas capacidades) y las opciones de migrarlo a otras alternativas más avanzadas cuando el paso del tiempo lo requiera.
En cualquier caso es crucial conocer en qué punto del ciclo de vida se encuentra un sistema de control, para tomar las decisiones y acciones necesarias para extender su vigencia, o llegado el caso planificar una migración.
Los suministradores de sistemas de control habitualmente crean estrategias de diseño para alargar la vida útil de los equipos, de forma que permitan extender la vigencia de sus instalaciones industriales.
Los cambios de sistemas operativos y software son mucho más frecuentes que los que afectan a los equipos físicos. Una estrategia cada vez más utilizada para prolongar el ciclo de vida del software es la virtualización.
A nivel industrial, desde hace un tiempo, ya existen aplicaciones de software totalmente validadas para correr bajo entornos virtualizados. Debido a las ventajas que aporta, esta aproximación es una tendencia con expectativas de crecimiento en los próximos años.
Cualquier sistema de control puede verse eventualmente abocado a importantes cambios durante su ciclo de vida. Cuanto mejor sea su estrategia de longevidad más fácil puede ser su adaptación a los mismos.
Las nuevas inversiones en sistemas de automatización deben considerar tanto la estrategia de ciclo de vida de las tecnologías aplicadas y los servicios de soporte que el proveedor propone.
Un ciclo de vida largo de un sistema de control puede ayudar a ahorrar tiempo cuando se reemplaza un equipo y evitará tener que realizar nuevas inversiones en horas- hombre de ingeniería para las migraciones de automatización, que es la parte que genera más gastos (tanto en valor como en tiempo), para cualquier sistema de producción industrial.
Publicado 25 de julio de 2016